Y ahí andaba yo con un cigarro bajo el bigote,
viendo el tiempo que pasa con toda descordialidad.
Perdiendo, cayendo, en silencio gritándote.
Me gusta ver a las vírgenes, a las niñas de papi y de mami
que esperan ansiosas en el parque como como la madrugada.
¡Qué bonitas son las tardes de Comitán!
Anochesco tímido, taciturno, tejiendo el vacío a puntadas.
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